Centroamérica es la región con mayor desigualdad de género en Latinoamérica y la que menos avances ha tenido en materia de derechos de las mujeres, a pesar que los países centroamericanos tienen fuertes compromisos internacionales para erradicar esa desigualdad, estableció la socióloga feminista, María Teresa Blandón, en el webinar Estado de los derechos de las mujeres en Centroamérica: Avances, obstáculos y retos.

Por el contrario, la feminista señala que el autoritarismo, el conservadurismo y la falta de compromisos de los Estados han agudizado las violaciones a los derechos de las mujeres, especialmente a los derechos sexuales y reproductivos, y el derecho a vivir una vida libre de violencia.

“Países como Nicaragua, Honduras y Guatemala, ahora absurdamente «la capital iberoamericana provida», fueron fichas relevantes de los poderes más conservadores que en el seno de las Naciones Unidas, la OEA y la CEPAL. Se han opuesto sistemáticamente a aquellos derechos relacionados con la autonomía de las mujeres. Estos gobiernos autoritarios se han desentendido de estos acuerdos internacionales y se han desmarcado de estos compromisos”, expresó.

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Según Blandón, el avance de los gobiernos autoritarios ha sido en alianza con poderes conservadores de los países, lo que peligra para el reconocimiento efectivo de los derechos de las mujeres, y para los ínfimos avances logrados; especialmente porque los organismos internacionales tienen serias dificultades para dialogar con estos gobiernos.

“No hay un freno frente a esta inacción y a la falta de compromiso de los Estados, no encontramos muchas alternativas en esos escenarios. Creo que los muy relativos avances alcanzados en las últimas décadas en materia de derecho de las mujeres están en riesgo de desaparecer, tal como lo hemos visto en la intención de aprobar una ley el aborto en Guatemala o la reforma a la ley contra la violencia en El Salvador. Mientras que en Nicaragua hay un desmontaje jurídico e institucional muy agresivo, por lo que podemos decir que los retrocesos son de un enorme calibre”, señaló.

Más retrocesos que avances

Cristina Alvarado, feminista hondureña, manifestó que en los últimos años, los derechos de las mujeres han retrocesido no solo por los conservadurismos políticos, sino también por los fundamentalismos religiosos que han sido institucionalizados desde el Estado. Lo que se ha reflejado en “pérdida letal” del Estado laico, el aumento en la impunidad en la vida de las mujeres y su indefensión ante la violencia machista en todas sus manifestaciones, que arrebata vidas de mujeres, adolescentes y niñas diariamente, y que los considera crímenes de lesa humanidad.

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Además, en la región se encuentra un blindaje absoluto sobre los derechos sexuales y reproductivos, que se muestra en la criminalización absoluta del aborto, la prohibición del anticonceptivo hormonal de emergencia en varios países como Honduras, Guatemala y Costa Rica, y la falta de educación sexual integral. Todo esto somete a las mujeres, adolescentes y niñas a embarazos forzados, y la mortalidad materna.

Por su parte, Morena Herra, activista salvadoreña, destacó que los países centroamericanos nunca han reconocido los derechos de las mujeres y que los han usado como moneda de cambio en contextos políticos, así que estos siempre están sujetos a cambios e intenciones políticas.

“Nunca logramos un reconocimiento de derechos que garantizara el ejercicio, que permitiera que las mujeres apropiadas de esos derechos, ganáramos campo de exigibilidad y que las instituciones estuvieran convencidas de que tienen responsabilidad en garantizar y cumplir esos derechos”, expresa.

Y añade que parte de que el Estado no garantice estos derechos es por la precarización de las instituciones, su estabilidad democrática y la ofensiva de una restauración conservadora. Esto también ha perjudicado a las organizaciones de mujeres y de derechos humanos, que han sido las principales en exigir el cumplimiento de las leyes.

Efectos en la violencia machista

La falta de protección de los derechos de las mujeres tienen un efecto inmediato en la violencia machista, según las feministas. De acuerdo con Blandón, la violencia machista tiene consecuencias negativas en la vida de las mujeres, adolescentes y niñas, y su incremento evidencia la desigualdad entre hombres y mujeres, y de los derechos formalmente consagrados y los derechos efectivos.

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“Esto (la violencia machista) evidencia los límites de la ley, del Estado y habla claramente del peso del sexismo  y que la misoginia tiene en el propio Estado y la sociedad. Refleja la ineficiencia del Estado para acortar esas brechas. Aunque hubiesen ciertos avances en el acceso de las mujeres a la salud, la educación y a la tierra, la violencia machista constituye un obstáculo principal para que las mujeres ejerzan plenamente tales derechos”, explicó.

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