Femicida planificó, vigiló y asesinó a joven universitaria

José Luis Gámez Pérez aceptó los cargos por el asesinato agravado en concurso real con robo con violencia en perjuicio de Celsa Janery García García, la joven universitaria de 19 años que fue asesinada el 24 de junio de 2025 en la Colonia La Unión, Nueva Guinea.
—¿Recuerda los hechos que fueron leídos por secretaría que están señalados en la acusación? ¿Esos hechos usted los admite en esta audiencia?
— Sí, de haber privado de la vida a la joven Celsa Janery García García, el anillo y el teléfono yo lo tomé.
—¿Esa admisión es voluntaria? ¿No lo han amenazado? ¿No lo han obligado?
— Admito los hechos de forma voluntaria.
Con estas palabras, pronunciadas ante la jueza Martha Irene Reyes Hernández durante la audiencia del 20 de agosto de 2025, Gámez Pérez reconoció que planificó, vigiló y asesinó a la joven universitaria.
Durante el debate de pena, el Ministerio Público solicitó una pena de 30 años por el delito de asesinato agravado y 7 años por robo con violencia. El abogado acusador adherido pidió incluso prisión perpetua revisable.
Según la acusación del Ministerio Público, Gámez salió de su casa en Estelí el 23 de junio y emprendió un viaje de más de 300 kilómetros con la intención de cometer el crimen.
Llegó a Nueva Guinea en la madrugada del 24 de junio y, a las cinco de la mañana, abordó una ruta de pasajeros hacia la Comunidad La Unión.
Sin embargo, se bajó dos kilómetros antes del poblado, en la parada conocida como Mandarina, donde ejecutó la primera fase de su plan, es decir, se cambió el calzado, poniéndose botas de hule para caminar con la intención de “evitar contacto con personas del poblado y ser reconocido”.
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Esa mañana, el asesino aprovechó que García García realizaba las labores habituales en la finca Loma Alegre, propiedad de su abuela María Félix Bucardo, donde el acusado se mantuvo oculto entre los árboles del potrero, vigilando los movimientos de la víctima.
Cuando Celsa, según el expediente judicial, se encontraba sola realizando su trabajo, la sorprendió y la retuvo bajo intimidación y amenazas.
La joven, en un desesperado intento logró enviar un mensaje de WhatsApp a su hermana Ana Jerlys a las 10:27 de la mañana que simplemente decía “ayuda”. Su hermana respondió preguntando qué pasaba, pero ya no hubo respuesta.
Según la acusación, el femicida llevó a la joven hasta el río El Frijol, a casi dos kilómetros de distancia, donde en un acto de extrema crueldad y alevosía, despojó a Celsa de sus botas de hule y, agarrándola del cabello, la sumergió en la poza del río hasta causarle la muerte por asfixia mecánica.
“El acusado con alevosía y ventaja, con toda la intención de privar de la vida a la víctima, la agarró del cabello, envolviéndoselo en una de sus manos y ejerciendo fuerza física y presión, procedió a sumergirla en la poza del río”, señala el documento judicial.
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Una vez consumado el asesinato, Gámez Pérez despojó a la víctima de dos anillos de oro —uno de graduación de sexto grado valorado en 5,000 córdobas y otro de bachillerato por 12,000 córdobas— y su teléfono celular valorado en 6,000 córdobas.
Según la acusación, con la intención de confundir a los familiares dejó las botas y la gorra de la víctima río arriba, simulando un rastro falso.
Finalmente, abordó un bus hacia el centro de Nueva Guinea, siendo captado por cámaras de seguridad al llegar a la terminal.
La alevosía con la que actuó y que el hecho ocurrió en un lugar despoblado fueron parte de las agravantes que consideró la judicial para dictar sentencia condenatoria.