En esta ocasión, volvimos a estar con la activista feminista y consultora, Amarilis Acevedo, con quien en mayo tuvimos la oportunidad de conversar sobre el impacto social que estaba causando el COVID-19 en la ciudadanía nicaragüense.
En la entrevista, abordamos la relación entre el trabajo social y las personas migrantes, la responsabilidad del Gobierno al tener nicaragüenses varados en la frontera, la solidaridad de la población y el rol de las organizaciones de oposición.
¿Cómo ves que las personas aun sabiendo que van a sufrir precarización, eligen migrar?
En mi trabajo ha tocado despedir a varias compañeras, varias chavalas de las comunidades y no les podemos decir “no te vayas”, es su derecho, el hecho de que las muchachas deciden irse al país sabiendo las condiciones a las que van a estar, dice mucho de cómo viven dentro del país, es decir, voy a una situación precarizada, no sé con qué me voy a encontrar, sé que me la voy a pasar mal, pero voy a poder tener ingresos económicos para mi subsistencia y para aportar a la subsistencia de mi familia.
La situación y el nivel de precarización en Nicaragua es aún mayor, entonces eso es preocupante y justamente ante una situación de sobrevivencia el migrar es un derecho y retornar también, no debe ser un derecho que esté siendo flagelado, como está sucediendo en estos momentos lamentablemente, la mayor parte de derechos humanos del nicaragüense han tenido que ser exigidos.
Es importante hacer conciencia sobre falsas creencias que nos inculcan y que creemos, damos por hecho que está bien vivir en esas condiciones, es decir, nos dicen que todo trabajo es digno, entonces es repensarnos que es la dignidad para nosotros y no validemos estar en situaciones de explotación y precarización bajo esa creencia de que todo trabajo es digno, está bien que nos vemos obligados a sobrevivir y por eso migramos, nos vemos obligados a preservar nuestra vida y está muy bien, pero romantizar esa situación impide organizarnos social y políticamente para poder hacerle frente a las causas estructurales que nos tienen en la situación en la que estamos y que sistemáticamente violenta nuestros derechos, justamente lo que sucedió con toda la historia de inmigración en Nicaragua y también lo que está sucediendo actualmente, ¿cómo es posible que a nuestro hermano nicaragüense estén en la frontera y el estado nicaragüense no esté cumpliendo su responsabilidad como Gobierno?, eso demuestra el desprecio por los derechos humanos y por la vida, que tiene el gobierno de Ortega y Murillo, una vez más lo están demostrando.
¿Qué reflexiones te dejan que el estado obligue a salir a sus conciudadanos?
En principio yo creo que es importante que partamos de que esto no es culpa de la pandemia, es decir, la pandemia ha venido a agudizar una situación de precarización que ya precedía en Nicaragua, esto no solamente es causa de Ortega y Murillo, ellos en estos momentos personifican estos problemas estructurales que tenemos, pero es necesario también echar la mirada a todo el sistema político que ha existido en este país y que justamente ha orillado a estas situaciones de precarización y de migración forzada, si no nos dan las condiciones para vivir en nuestro país, claramente nos están expulsando del mismo, entonces tiene que ver con cuáles son los intereses económicos de la clase burguesa.
Se habla mucho de derechos humanos por parte de estos sectores empresariales organizados que se han autodenominado oposición, pero también ellos tienen una gran parte de la responsabilidad porque en principio han privatizado la lucha política, han privatizado la lucha del pueblo y se han hecho llamar oposición con el fin político de mantener su estatus de poder pre-Ortega, durante Ortega y post-Ortega.
Creo que es importante que veamos eso, porque la lucha tiene que ser del pueblo, sí vamos a luchar contra la dictadura pero también con el sistema que nos precariza, que nos mata, nos expulsa, nos tiene en condiciones de sobrevivencia y entonces también es importante poder ampliar ese panorama para que podamos organizarnos de tal manera que luchamos contra ese sistema, no solamente contra Ortega, se puede ir mañana, pero ¿qué queda sucediendo en el país?
Es importante que veamos las responsabilidades, ver qué están haciendo estos empresarios, cuántos despidos masivos han habido en las diferentes empresas, que está sucediendo con las mujeres de la maquila, hace poco alrededor de 800 mujeres fueron despedidas, en medio de un contexto donde las oportunidades laborales cada vez están siendo más difíciles y donde sobrevivir es más difícil, no hay regularización de los precios, hay incremento de los impuestos, la vida se está haciendo más cara, las posibilidades de sobrevivir están siendo menos.
Es importante que veamos eso y que veamos todas las responsabilidades que tienen todos los sectores, para que al momento de organizarnos pensemos que nos vamos a organizar contra ese sistema que nos precariza, que nos mata, que nos expulsa y no veamos solamente a Ortega como el único que está causando los problemas de este país.
¿Qué lectura te deja ver que un gobernante además de no dejar entrar a las personas al país, les reprima?
Las personas no somos números y a veces decimos “son pocos”, lo mismo sucedió en abril 2018, el discurso de la dictadura de decir “hubo más muertes en la guerra”, pero es que las personas no somos cantidades, no somos números, somos seres humanos con conciencia y cuerpo, con derechos y entonces una persona no tendría que haber muerto en abril 2018, ni antes, porque antes del 2018 ya estaban siendo asesinados los miskitos, una persona no tendría que haber muerto, un gobernante no tendría por qué matar a uno solo.
Lo mismo es lo que está pasando en la frontera en Peñas Blancas, una persona no tendría que haber estado ahí, somos personas con historias, con familia, con corporalidad, con conciencia y con derecho, somos seres integrales; si un gobernante además de limitarte tu derecho a retornar a tu país, te reprime en la frontera para que efectivamente no podas pasar, sencillamente no hay voluntad política por un lado, pero principalmente no hay capacidad para poder gobernar.
Los gobernantes tienen la responsabilidad de la administración pública con el fin de proteger y de preservar la vida y los derechos de las y los ciudadanos, si el gobernante te limita un derecho tan básico como que podas retornar a tu país en el contexto que sea -en este momento, pandemia- y además te reprime por querer entrar a tu país, es un gobernante que no tiene capacidad de gobernar; porque dicen “nos van a venir a infectar a todos”, no es así porque esto no se trata de personas, se trata de instituciones públicas que cumplan con su trabajo y que cumplan con su responsabilidad, es deber de Ortega y Murillo tener un programa y un plan de implementación desde el Ministerio de Salud que permita el retorno del nicaragüense al país, brindándoles las condiciones de salud necesarias desde la prueba, el seguimiento y acompañamiento que protege.
¿Es su responsabilidad directa?
No se trata de personas que nos vienen a contagiar, se trata de personas con derechos y de todo un sistema que se supone está creado para proteger la vida y los derechos de los nicaragüenses, es importante no perderlo de vista porque es político, porque las instituciones tienen un rol y tienen que cumplirlo.
¿Qué lección deja el hecho que la ciudadanía nicaragüense se haya movilizado para ayudar a las personas varadas en la frontera?
La solidaridad y la acción política en ese sentido no debe de partir de “no es a mi familiar, a mí no me afecta”, la solidaridad es importante pero también la conciencia política de que con un derecho humano que se afecte, lo que está diciendo es que no hay garantías para que todos nuestros derechos humanos puedan ser respetados, empezando por el derecho humano de la vida, el derecho de emigrar y de retornar a tu país y hemos visto violaciones a los derechos humanos que van en incremento sistemáticamente.