Las advertencias por la transformación real de las plataformas políticas se han fraguado durante estos últimos años. El Latinobarómetro (encuesta anual de la región) ha venido dando banderazos a toda América Latina, de los desplomes que se vienen presenciando desde los partidos políticos, estructuras políticas que no han logrado trascender a las nuevas dinámicas globales y locales interconectadas.

De conformidad con los estudios del latinobarómetro, a partir de 2013 el promedio regional sobre la confianza a los partidos políticos se encontraba en un 24% posterior a este año el panorama cambió a raíz del aumento de casos de alta corrupción.

La confianza hacia estas plataformas va en caída libre; por mencionar que el cierre en el 2018 fue tan solo de un 13% de confianza, es una de las instituciones sociopolíticas que siempre ha estado en las peores valoraciones a la par de la policía.

Este desencanto se va traduciendo en un declive de la participación ciudadana y los procesos de incidencia, esto conlleva a un efecto dominó dentro de los procesos de transparencia, rendición de cuentas y modernización de la administración pública en pocas palabras, recesiones y crisis de la democracia.

En los siguientes párrafos realizaré una serie comparaciones entre dos encuestas realizadas a Nicaragua: CID GALLUP entre mayo e inicio de junio del presente año, con un margen de error del 2.5% siendo la confiabilidad un 95% y por otro lado la encuesta de Diálogo Interamericano aplicada a inicios de julio con un margen de error entre el 3% y confiabilidad en un 95%.

Debo advertir que cada encuesta cuenta con ciertas diferencias en la utilización de categorías, pero que al final guardan coincidencia con el enfoque de resultados.

En relación con la gestión del gobierno ante la pandemia con la adopción superficial de medidas. A finales de mayo un 70% de la ciudadanía expresó que no se estaban tomando las medidas pertinentes para contrarrestar la viralidad de la pandemia.

Para julio del presente año de acuerdo a Diálogo Interamericano incrementó entre un 2% a 4% (si se utilizan las 4 primeras escalas) el número de personas que visualizan la falta de medidas para contener la pandemia.

Esta mala gestión no necesariamente significa una desaprobación total del gobierno, pero puede representar en el tiempo, un desinterés absoluto por continuar siendo gobernados bajo una administración que no está respondiendo a las demandas.

Problemáticas de la ciudadanía

Con relación a las principales problemáticas, el COVID-19 se mantuvo como principal preocupación en ambas encuestas. La enorme diferencia en esta pregunta son las próximas posiciones, de acuerdo a la encuesta CID GALLUP de mayo a junio, las posiciones estaban dispersas entre desempleo, mala gestión y derechos humanos.

Para inicios de julio, la segunda y tercera posición fue en alusión a lo económico, en los próximos escalones de manera sorpresiva se profundiza el tema político en los siguientes temas (mala gestión, corrupción y partidos políticos) en las posiciones siguientes se encuentra la crisis de derechos humanos.

Esta variación pronunciada de mayo a julio, debe permitir a la oposición establecer las prioridades pero no hay que olvidar, que las encuestas son uno de los instrumentos (no es el único) para delimitar las agendas a seguir, se debe aniquilar el monopolio de las encuestas como única fuente para construir programas políticos, para ello se debe llegar a los territorios y estar en constante retroalimentación con los pobladores.

Intención de votos

Por último, nos queda el análisis comparativo de la pregunta sobre la intención de votos a estructuras políticas partidarias y cuasi partidarias (plataformas políticas que aspiran a convertirse en partidos).

En la encuesta de CID GALLUP realizada en septiembre de 2019 el 44% de la población valoraba de forma positiva la unión entre la Alianza Cívica por la Justicia y la democracia (ACJD) y la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), es decir aun si la conformación de la Coalición Nacional con partidos políticos.

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El panorama empieza a cambiar cuando comienzan los acercamientos con los partidos políticos tradicionales.

De mayo a junio la Unidad Nacional Azul y Blanco junto con la Alianza cívica representaba tan solo el 15% de intención de votos mientras que el frente un 23% y el voto indeciso que cuenta con un mayor porcentaje fue del 41%. Este voto indeciso, si lo situamos en nuestro contexto no es por un problema en su mayoría, en saber por quién votar, la lectura sitúa el énfasis en una falta de claridad de la dirección de la Coalición Nacional.

Para inicios de julio por medio de la encuesta de Diálogo Interamericano, la Coalición Nacional sin partidos políticos logró situarse en un 49.5% este porcentaje guarda similitud con el de septiembre de 2019, antes de involucrar a partidos políticos.

Mensaje de la ciudadanía

La Coalición Nacional con partidos políticos, en esta misma encuesta se reduce hasta un 31.5% es un claro mensaje de la misma ciudadanía, que no solo se encuentra plasmado en la encuesta regional del latinobarómetro. En esta pregunta en particular, a mi consideración posiblemente los porcentajes hubiesen sido menores, si la institución que aplicó la encuesta hubiese incluido la categoría ninguno.

La ciudadanía a pesar de estar en un escenario donde se llama a la unidad, no ha cambiado su percepción respecto de los partidos políticos; está en manos de la oposición el valorar la postura de los y las nicaragüenses o continuar un proyecto que se aleja del sentido de la democracia contemporánea.

Los próximos pasos deben implementarse adoptando un plan de contingencia por los efectos, en caso de inclinarse por la visión de la ciudadanía.

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