A dos años de la insurreción de abril en 2018, nos enfrentamos a una nueva crisis

¿Tendría que tener una intro para empezar? Vamos a saltar ese paso, estoy en una especie de  limbo, habemos muchos (as) en esta misma situación. Escribo esto desde un país de Europa, por motivos de seguridad  no digo cual. Llevo dos años desde el anónimato, he creado una especie de alter ego para poder expresarme sin generar un peligro para mis seres queridos.

A dos años de la insurreción de abril en el 2018, hoy nos enfrentamos a una nueva crisis, esta vez nadie esta exento todas y todos lo estamos llevando de la manera que podemos, con los recursos que contamos. En lo particular soy solicitante de asilo hace 15 meses, aun sin una respuesta a mi situación legal. Me encuentro a veces en un callejon sin salidas, en el 2018 tuve que huir de Nicaragua a causa de la persecución por parte de la dictadura Or-Mu, como miles de Nicaragüenses para salvaguardar la vida, el año pasado inicié la travesia en otro continente con varios otros retos, hoy me encuentro ante la pandemia.

Dos veces refugiada

Vivir en un campamento de refugiados es todo un reto, agradezco al país que me ha brindado acogida, pero no puedo dejar de expresar mi sentir en relación a esta experiencia, en un pequeño cuarto compartido con otras 3 mujeres de diferentes nacionalidades, el confinamiento es mucho mas complejo, las condiciones de hacinamiento estan íntimamente ligadas con el miedo a contraer el virus. No es lo mismo estar enfermo y tener a tus familiares cerca que enfermarte estando solo y siendo un solicitante de asilo, es por ello que recurrí a amistades para que me dejaran quedarme donde ellos, actualmente me siento dos veces refugiada, pero más segura, con esto no quiero generar lastima o inspirar compasión.

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Quiero visibilizar la importancia de la solidaridad y generar conciencia en los lectores que en medio de  toda situación trágica debemos rescatar lo positivo que sale a flote, la verdad no me ha costado mucho adaptarme al encierro ya que viví aproximadamente 4 meses en casas de seguridad entre 2018 y 2019, pero para sobrellevarlo actualmente trato de tener un horario donde haya espacio para estudiar, ver series, hablar con amistades, familia, hacer un poco de ejercicios, entre los demas menesteres del día a día, siempre respetando mis propios límites.

Pese que no estoy en Nicaragua todo lo que amo esta alla, así que la conexión es ineludible, pensar en lo terrible que esta pasando y lo que viene me genera mucha impotencia, no se como describir el actuar de la dictadura criminal ante la pandemia, pero que podría esperar de genocidas, solo puedo recordar los crímenes de lesa humanidad ya perpetrados y que esto es una continuación pero ya sin los francotiradores o las dragunov.

Un régimen macabro

Es algo macabro ver esas convocatorias a eventos masivos, ver como el personal de salud es obligado a exponerse a la enfermedad y que los trabajadores del estado estan manos atadas ante tanta enajenación, al saber que todo un país esta en manos de un par de enfermos y de una mafia elititisa que ha elegido siempre el dinero antes que las vidas humanas, deja una vez más a la vista, que los nicaraguenses estan vulnerables ante algo de esta magnitud, genera estres no lo puedo negar, pero por otro lado creo que esta es la estocada final para la dictadura, la esperanza renace en cada ciudadano que hoy nuevamente se autoconvoca para ayudar a sus coterráneos ante la ausencia de un Estado que cumpla sus funciones.

La crisis global nos esta dejando un mensaje, muchos quieren regresar a la normalidad, sin embargo pienso que es la -normalidad- la que nos ha hecho daño, debemos de repensarnos como individuos, sociedades, como humanidad, etc. No quiero sonar fantasiosa ni romantizar esta terrible parte de la historia que nos esta tocando vivir, desde diferentes latitudes, escenarios, posiciones, pero quiero seguir apostando a la  fraternidad y compañerismo como tabla de salvacion en medio de estas crisis.

#SoloElPuebloSalvaAlPueblo 

*Las opiniones son estrictamente de la autora.