La Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN) confirmó que las estructuras juveniles del oficialismo mantendrán activa la “vigilancia revolucionaria” en universidades, oficinas y espacios laborales, como parte de una estrategia de control social alineada con el discurso político del régimen Ortega-Murillo.

“Él lo dijo, y lo dijo claro: vigilancia revolucionaria, desde cada esquina, de tu trabajo, de cada esquina de tu oficina. Aquí no estamos dormidos, la juventud no está dormida”, dijo Allison Lohlofftz, vicepresidenta de UNEN, durante su intervención en una entrevista en el programa Revista en Vivo, que dirige el propagandista Alberto Mora, en el oficialista Canal 4. 

Estas declaraciones se alinean directamente con el discurso pronunciado por el dictador Daniel Ortega durante el acto oficial del 19 de julio de 2025, en el que insistió en el papel de la “vigilancia revolucionaria”.

Ortega también advirtió sobre una política de cero tolerancia hacia toda voz disidente como tarea permanente para que “no les quede espacio alguno a los terroristas, a los conspiradores, a los vendepatrias”. 

La dirigente universitaria de la UNEN remarcó que la juventud sandinista no permitirá que se repita un escenario como el de las protestas de 2018, que fueron brutalmente reprimidas por el Estado y que dejó al menos a 355 personas asesinadas, según datos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

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“Sabemos que ahora estamos más despiertos que nunca. Sabemos que estamos respaldando al pueblo nicaragüense y estamos respaldando a nuestros hermanos también”, reiteró la joven sandinista. 

Aunque Ortega no mencionó directamente a las universidades en su discurso, sí insistió en mantener la vigilancia como parte de las tareas revolucionarias en todos los frentes. En una intervención que evidenció su deterioro físico y mental, repitió la consigna: “Aquí todos somos Daniel”, una frase que ha sido interpretada por algunos sectores como una despedida simbólica y un intento de transferir su figura como legado de poder. 

UNEN es una “estructura represiva”

La estudiante exiliada y activista nicaragüense, Katherine Ramírez, dijo a La Lupa que declaraciones como las de Allison Lohlofftz, vicepresidenta de UNEN, no hacen más que confirmar el “patrón represivo” que ejerce la dictadura. 

A su juicio, el llamado a la “vigilancia revolucionaria desde cada esquina” revela cómo el régimen utiliza estructuras juveniles y universitarias para perseguir, señalar y castigar a quienes disienten, tal como le ocurrió a ella antes de verse obligada a abandonar el país.

“Esto incluye las universidades en donde el movimiento estudiantil oficialista es UNEN y se encargan de implementar la estrategia represiva dentro de las universidades, de vigilar a los estudiantes, de mantener estructuras de control en absolutamente todos los niveles y esto hace que justamente liderazgos como el de Allison estén a cargo de esto y ellos también son parte de las estructuras represivas”, dijo Ramírez. 

Ramírez —quien es originaria de Estelí—, recientemente comenzó su carrera universitaria, por tercera ocasión, en Costa Rica. 

Ella igual que otros miles de nicaragüenses tuvieron que exiliarse por la represión que ejerce la dictadura y considera que el anuncio de la dirigente de UNEN es parte de la “normalización de las prácticas de represión y de control social”. 

Represión a todos los niveles

Esta narrativa del régimen profundiza un contexto de miedo, autocensura y represión.  

Desde 2018, la represión del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua se intensificó de forma sistemática y violenta.

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Tras el estallido de las protestas sociales de abril de ese año, el régimen respondió con una política de criminalización, asesinatos, detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, expulsiones universitarias y el exilio forzado de cientos de estudiantes, activistas, periodistas y líderes sociales.

Esta represión, lejos de ceder, se ha institucionalizado a través de leyes punitivas, control total de las universidades y el uso de estructuras partidarias para vigilar y castigar cualquier forma de oposición.

El ejemplo más reciente ocurrió el 21 de julio de 2025, cuando la Policía Nacional arrestó al empresario Álvaro Baltodano Monroy, hijo del general de brigada en retiro Álvaro Baltodano Cantarero, quien se encuentra detenido en la cárcel “La Modelo” y fue condenado a 20 años de prisión por presunta “traición a la patria” desde junio de 2025.

La organización Monitoreo Azul y Blanco denunció que su paradero y estado de salud son desconocidos.  

Para Ramírez las posiciones asumidas por simpatizantes del régimen como en el caso de la dirigente de UNEN, tienen un “impacto bien fuerte en dos sentidos: primero, porque recrudece la violencia por parte de los simpatizantes del Frente Sandinista que se encuentran presente en todas las esferas sociales”, y segundo, es un “discurso de odio encaminado a limitar la libertad de expresión”. 

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La Lupa Nicaragua