La prevención del abuso sexual es clave para lograr disminuir los embarazos en niñas y adolescentes, indica una psicóloga especialista en abuso sexual consultada por La Lupa que solicitó el anonimato. Sin un enfoque de prevención en la violencia sexual, no será posible evitar las maternidades en menores de edad, asegura.

“El abuso sexual es una de las causas de los embarazos en niñas y adolescentes, y si hay un aumento de los embarazos, hay un aumento en los niveles de violencia sexual. Por eso, es clave que desde el Estado haya una política que luche contra esa violencia, de lo contrario, solo se promueve la impunidad y la libertad de seguir cometiendo abuso”, señala la psicóloga.

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Para ella, es importante que exista una política pública de prevención del abuso, y que inserte dentro de sus componentes principales la educación sexual en los diferentes ámbitos de la vida de las niñas, niños y adolescentes, incluyendo el hogar, el principal lugar donde se vive abuso de acuerdo con el Instituto de Medicina Legal (IML).

En 2022 más de 3,816 niños, niñas y adolescentes fueron sometidas a peritajes médicos legales por violencia sexual, según el IML. Los principales perpetradores eran padres y familiares.

“Para esto es necesario hacer campañas públicas, el Minsa y el Mined tienen que intervenir y debe haber un trabajo conjunto entre todas las instituciones y la población”, agrega.

La aclaración surge de iniciativas del Minsa que abordan la educación sexual, pero que no incluyen la prevención dentro de las aristas.

“Si esto no hay una educación sexual para las chavalas y chavalos en términos de su salud sexual y su salud reproductiva, y tampoco hay el reconocimiento de los derechos de las chavalas a decir no ante situaciones de violencia”, añade la psicóloga.

Más de 28 mil menores de edad son madres

Al menos 28,408 menores de edad en Nicaragua se convirtieron en madres en 2020, según el último informe del Compendio de Estadísticas Vitales del Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide).

En ese año, el 23 por ciento de los embarazos nacionales lo representaron las niñas y adolescentes: 1,463 embarazos en niñas entre los 10 y 14 años, y 26,945 embarazos en adolescentes entre los 15 y 19 años. Una de las cifras más altas de toda la región.

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Además de la violencia sexual, las uniones tempranas son otro factor que provoca los embarazos precoces. De todas las menores embarazadas en ese año, el estado conyugal era de 2,031 casadas y 23,773 “acompañadas”.

“Tengo conocimientos de casos en los que las chavalas paren producto del abuso sexual y lo que hacen en los hospitales administrarle una inyección anticonceptiva, en vez de detener el abuso. Solo con ver la edad de las chavalas te das cuenta que ese embarazo es causa de una abuso, pero nadie hace nada al respecto”, indica la psicóloga.

“Es bien difícil que el Estado reconozca el abuso sexual como un problema en el país porque las respuestas que han pretendido dar tiene que ver con hacer más propaganda que otra cosa. Mantener el abuso sexual oculto y como un secreto es más importante para la familia presidencial, y ya entendemos cómo están su propia situación”, aclara la especialista.

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