La primera vez que “Ashley” se realizó la prueba de VIH fue en un centro de salud, ya que escuchó que ahí se realizaban de manera gratuita. Estaba comenzando su vida sexual y quería asegurarse de que todo estaba en orden.

Para la joven de 22 años, hacerse la prueba de VIH era algo normal y rutinario, “como hacerse un chequeo de papanicolau”, dice. Pero cuando llegó al centro y se realizó la prueba, se dio cuenta que no para todas las personas, incluyendo personal médico, era así.

Solicitó la prueba y le realizaron los exámenes, cuando le iban a dar los resultados a la semana siguiente, la doctora que la atendió la juzgó y le hizo comentarios inapropiados. «¿Y para qué te venís a hacer este examen?», «¿No ves que esto es solo para embarazadas?», «¿Acaso vos andas cogiendo sin condón?», fueron algunas de las cosas que le dijo.

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Todos esos comentarios se los dijo en voz elevada, grosera y en frente de otras personas. Luego del gran sermón se le informó que la prueba salió negativa.

«Me quedé asustada porque me estaba hablando feo, bien fuerte y estoy segura de que las otras personas escucharon. Sentí que me estaba juzgando y me quería hacer sentir avergonzada por un chequeo de salud normal y como si estuviera haciendo algo malo», señala Ashley.

Al momento que estaba respondiendo el formulario previo a la prueba, también sentía que la juzgaban por las respuestas que daba sobre su vida sexual.

“Siento que sí existe un estigma por algunos doctores y doctoras sobre el tema de la sexualidad y el VIH porque te hacen creer que tener tu vida sexual está mal y hacerse chequeos también”, indica la joven.

“Pedir la prueba no significa que no me cuide, al contrario, lo hago porque me cuido. Este estigma debería de eliminarse porque es una cuestión de salud”, agrega.

Más de mil personas son detectadas con VIH cada año

En los primeros tres meses de este año se detectaron 340 casos nuevos de VIH, de acuerdo con el Ministerio de Salud (Minsa). Mientras que el año pasado 1,129. Mientras que las personas fallecidas por esta enfermedad en los últimos cinco años han sido 992.

Realizarse las pruebas para detectar la enfermedad y tratarla para prevenir la propagación es más importante que nunca, según las y los médicos.

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Aunque la prueba de VIH para las mujeres embarazadas es indispensable, toda la población nicaragüense tiene derecho a realizarse esta prueba sin ningún problema, establece la Ley 820, Ley De Promoción, Protección Y Defensa De Los Derechos Humanos Ante El VIH Y Sida, Para Su Prevención Y Atención.

El artículo número tres de esta ley especifica que el Minsa debe brindar máxima cobertura a los servicios de prevención, y los principios básicos de atención son “equidad, accesibilidad e integrales». Lo único que tiene que hacer una persona para hacerse la prueba es solicitarla y brindar su cédula.

Además, la información brindada por el personal de Salud sobre los resultados es estrictamente confidencial, no ante personas que pueden escuchar, como en el caso de Ashley.

No es una situación aislada

El caso de Ashley no es el único en los centros de salud. Según, “Alejandra”, promotora de salud para la prevención de VIH, gran parte del personal médico de las unidades no están sensibilizadas sobre la temática y capacitadas debidamente para la atención de esta enfermedad, que históricamente ha cargado con estigmas, mitos y tabúes.

A pesar de que es importante la realización de las pruebas para la prevención, no es una política extendida a nivel de Estado.

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Por otro lado, el rechazo y la discriminación se agrava cuando las personas solicitantes son jóvenes o de la disidencia sexual.

“Si ven a una muchacha joven la van a juzgar por tener vida sexual. Si ven a un hombre gay van a creer que es porque es promiscuo, o si es mujer trans van a creer que es porque es trabajadora sexual. Muchos médicos y médicas todavía cargan con estos estereotipos y alejan a la gente para hacerse las pruebas, así que se quedan sin saber que tienen VIH y sin tratamiento”, indica.

“Claudia” también se hizo su primera prueba de VIH en el centro de salud de su barrio, y aunque no la discriminaron, se enfrentó a un sin fin de cuestionamientos por parte de los médicos que la atendieron.

“La pregunta de cajón es siempre ¿Por qué te la vas hacer? También me preguntaron si no tengo relaciones seguras, que no había necesidad si no tenía relaciones sexuales sin condón y sentí que me disuadieron para que no hacérmela, pero la seguí pidiendo”, expresa la joven de 25 años.

Para ella es alarmante que le hayan dicho que no era necesario hacerse la prueba si tenía relaciones sexuales con condón, pues las relaciones sexuales de riesgo no son la única manera de contagiarse.

Por su parte, “Alejandra”, promotora de salud, insta a la población a hacerse chequeos de salud sexual y reproductiva, y de hacer uso correcto del condón para prevenir el VIH.

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