Una de cada tres mujeres en las Américas ha sufrido violencia física o sexual


Una de cada tres mujeres en la región de las Américas y el Caribe ha experimentado “violencia de pareja y violencia sexual infligida por otros” al menos una vez en su vida, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
La OPS adviertió que la “violencia contra las mujeres puede adoptar diversas formas”.
“No existe un tiempo de protección. La violencia es un riesgo a lo largo de toda la vida de las mujeres”, señaló la OPS en una hoja informativa titulada La violencia contra mujeres y niñas: una realidad que persiste en las Américas, elaborada junto a la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Ambas organizaciones analizan datos en el período 2000-2023 de 29 países y territorios del hemisferio, confirmando que la violencia de género afecta a mujeres de todas las edades.
“¿Por qué las cifras no bajan como esperamos?”, se cuestionó Cecilia Alemany, directora regional adjunta para las Américas y el Caribe de ONU Mujeres, quien pidió mayor inversión pública, prevención y fortalecimiento de los sistemas de protección.
La violencia ejercida por la pareja continúa siendo la forma más peligrosa. Una de cada cuatro mujeres de 15 a 49 años ha sufrido violencia física o sexual por parte de su pareja, y un 7 % la experimentó en los últimos 12 meses.
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A ello se suma la violencia sexual cometida por terceros. Según el informe, una de cada ocho mujeres de 15 a 49 años ha sufrido violencia sexual fuera de la pareja, y un 4 % reportó agresiones el último año.
Por otro lado, el 21% de las mujeres jóvenes de entre 15 y 19 años habrá sufrido violencia por parte de su pareja antes de los 20 años.
La violencia también persiste en edades avanzadas y, según los datos, el 23% de las mujeres mayores de 65 años ha reportado agresión por parte de su pareja alguna vez en su vida.
“La violencia contra las mujeres puede adoptar diversas formas, todas igualmente inaceptables y con consecuencias severas para la salud y el bienestar de las mujeres, sus familias y sus comunidades a corto y largo plazo”, señaló la OPS en la hoja informativa.
Además de documentar la magnitud del problema, la OPS destacó el rol clave de los sistemas de salud, que son con frecuencia el primer punto de contacto para las víctimas y “desempeña un papel vital en la respuesta a la violencia”.
Identificar señales de alerta, validar el testimonio de las sobrevivientes, brindar una atención de calidad, y conectar a las sobrevivientes con otros servicios son parte de las responsabilidades del sector salud, que también contribuye a generar datos esenciales para orientar políticas públicas.
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El informe incorpora también una serie de medidas consideradas imprescindibles para reducir la violencia en la región. Entre ellas, se destacan cuatro acciones que los países deben priorizar:
“Los hallazgos confirman que, a pesar de los progresos normativos, la violencia contra las mujeres sigue siendo un problema de salud pública y de derechos humanos de gran magnitud”, concluyó la OPS.
