La lógica del sistema de «paz y armonía en familia» que impulsa el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo les pone un «tapa bocas» a las mujeres que quieren alzar la voz y denunciar las situaciones de violencias a las que se enfrentan. Una especialista en temas de derechos de la mujer, que trabaja de cerca con víctimas de este maltrato resalta que el camino de la denuncia es cortado cuando las mandan a «mediar» con los dirigentes políticos de barrio.

La entrevistada que habla bajo condición de anonimato, pues teme a las represión extrema del régimen admite que el acceso a la justicia para las víctimas es «precario» por la forma del sistema, la pandemia de COVID-19 y los efectos de la crisis sociopolítica. Además que las organizaciones que funcionaban como refugio no existen.

La especialista en salud mental, cuyo trabajo se ha enfocado en defensa de las mujeres en condiciones de violencia por más de 15 años habla con La Lupa sobre los obstáculos que enfrentan las mujeres en el camino de la búsqueda de justicia. La defensora es destacada a nivel nacional e internacional por su lucha contra el abuso de poder contra las niñas, niños, adolescentes y mujeres.

La búsqueda de justicia

¿Cuál es el estado actual de la violencia contra las mujeres en Nicaragua?

Está a la orden del día, por un lado y por el otro que no está teniendo ninguna atención de parte de ninguna instancia del Estado. Ya que las puertas se cerraron para esas organizaciones que daban apoyo atender a estas mujeres. La condición de violencia que viven las mujeres es más grave, precisamente porque no están teniendo atención.

¿A qué realidad se enfrentan las mujeres víctimas de violencia en la búsqueda de justicia?

Podríamos decir que no existe, porque las causas que están llegando a procesos penales, particularmente son las de femicidios que en muchas situaciones ni siquiera son tipificadas como tal en el ámbito judicial, por el concepto que se definió acá en Nicaragua en la reforma de la Ley 779. Entonces, muchos femicidios no son reconocidos como tales y obviamente el acceso a la justicia es limitado aún en estas situaciones porque en la mayoría de las causas también los femicidas están prófugos.

En las situaciones de otros tipos de violencia que viven cotidianamente las mujeres es mucho más limitado el acceso a la justicia porque, obviamente el primer tropiezo que se encuentran es en la Policía cuando una mujer llega a denunciar, me está amenazando, me está diciendo, me está haciendo tal cosa lo que dicen es:  pero no te ha hecho, cambia el chip del teléfono, bota el teléfono. Son expresiones que les dan en la Policía, pero no les atienden una denuncia. Y eso es cuando no logran interponer la denuncia.

En el caso que logran interponer la denuncia el siguiente paso que da la Policía es llamar a mediación a las partes. Que es algo que está contemplado en el Código Penal ahora, pero  que en el logro que se tenían con la Ley 779 y aún antes de esto, tantos años de lucha del Movimiento de Mujeres fue porque, las situaciones de violencia hacia las mujeres no podía ir a procesos de mediación pero la Policía están llamando a mediación . Entonces ocurre que las mayorías de las causas tampoco van hacia adelante, hasta ahí llegan. Como que todo está resuelto porque se medió, le dijo al hombre la vas a dejar en paz y usted va dejar de pelear con él. Ahí como que los dos son culpables. No se reconoce la condición de violencia y los efectos que estos tienen, sino que se asume que hay dos culpables y que a los dos se les esta mandando a que compongan su situación.

¿A qué condena a las mujeres la mediación?

Lo que determina es que las mujeres van a continuar viviendo violencia, muchas de ellas han terminado su vida en femicidio y lo que se logra saber después que la mató el femicida es que la familia fue a denunciar, ella hizo una mediación, ella fue a denunciar y no le aceptaron la denuncia, ella fue a denunciar y le dijeron tal cosa. Por ello, en la situación que las mujeres han muerto se deja ver la ineficacia que ha habido para darle respuesta a una situación que han vivido.

Entonces, ¿los casos no están llegando a los juzgados?

No, no están llegando porque igualmente para que lleguen hasta la Fiscalía es todo un dolor de cabeza y las mujeres más bien se cansan. Porque hay otro nivel de exigencia porque la Fiscalía que debería de ser su representante y su asesoría legal para el proceso judicial, pues resulta que le revictimiza.

¿Qué están haciendo las mujeres frente a este muro?

Dejando de denunciar. Las mujeres no están denunciando la violencia, simplemente no hay posibilidades, en ese aspecto también hay otro elemento antes que la Policía. Incluso la policía les dicen que tienen que ir a su territorio, a su distrito, en su comunidad, en su barrio a las personas de los CLS (Consejo de Liderazgo Sandinistas) o CPC ( Consejo del Poder Ciudadano) y que esta persona va a ser quien resuelva esta situación. Entonces una cuestión de acceso a la justicia. En la Policía, le dicen vaya al barrio. Qué quienes están en ese grupo es el secretario político que es la gente que obedece al partido, no es que son una institución del Estado, que es ahí donde les tienen que resolver. Entonces las mujeres verdaderamente se sienten expuestas. Porque dicen a mí no me va a dar respuesta alguien que sé que también golpea a su mujer, entonces deciden no ir. Además piensan que siendo su vecino pues se va a propagar por todo el vecindario que a ellas les pasa eso. Por eso no van.

Lean: Denuncia social en redes: Una alternativa ante la ausencia de justicia

¿Con la reapertura de las Comisarías de las mujeres qué información tienen sobre su funcionamiento?

Las Comisarias no han reabierto. Te hablo de Managua y algunos de sus municipios que es donde he estado. Es una oficina pequeña de dos metros por dos metros, un escritorio, tal vez dos, y ahí hay una persona que está atendiendo. En la puerta dice Comisaría de la Mujer. Pero que haya un rótulo, que haya un cuartito de este tipo y que sean mujeres las que están atendiendo el asunto, no determina que es una Comisaría. Las Comisarías, como lo establecía la ley, eran una instancia especializada de la Policía que tenía su propia estructura que por ser especializada contaba con toda una preparación y un personal que respondía para ello.

Vivían en capacitación permanente el equipo completo, en relación en cómo dar respuesta a las situaciones de las mujeres, de cómo tener claro qué significa la violencia, de cómo tener claro la violencia, de cómo tener claro en no revictimizar a la mujer. Eso era la Comisaría de la Mujer. Pero en este momento no hay nada de eso en este lugar. Ahí está el espacio, pero realmente no hay un equipo funcionando, en la mayoría de los casos hay una persona que está atendiendo ahí.

¿Qué recomendaciones podrías dar, en poner una denuncia en redes?, ¿Cuáles serían los mecanismos indicados para no ser expuestas a otras expresiones de violencia?

Una mujer, independientemente de su edad, para llegar a tomar su decisión de hacer una denuncia social sobre la violencia que está viviendo o que acaba de salir pero que se siente amenazada aún a pesar que cortó todo vínculo con el violentador, con el agresor lo primero que tiene que tener esta persona es un acompañamiento, que entienda como funciona la violencia no solo en términos que a ella le ha tocado vivir sino la reacción en términos sociales que puede haber para ella. Con la estigmatización de una mujer en estas circunstancias.

En ese sentido, una mujer debe estar bien establecida en emocionalmente. No es que, es que ella dice que va a denunciarlo, ya la convencí de que iba a denunciar y va a denunciar. No va a dar una respuesta si ella no está preparada para una estigmatización que puede vivir ahí.

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