Aunque los hombres deben de responsabilizarse de su paternidad cuando engendran hijos e hijas, y están obligados legalmente a hacerlo por lo establecido en el Código de la Niñez y el Código de la familia, la realidad que enfrenta Nicaragua sobre la paternidad es muy diferente.

La ausencia de los padres permea gran parte de los hogares nicaragüenses. En su lugar, es principalmente la mamá, o las abuelas, tías, hermanas o hermanos quienes ocupan el lugar que el padre decidió abandonar.

Las obligaciones económicas, afectivas, de crianza y cuidados también recaen sobre estas personas, lo que desestabiliza y vulnera la estructura familiar del menor de edad abandonado.

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La demanda de pensión de alimentos tampoco garantiza que el padre asuma la responsabilidad de sus hijos e hijas. Pues solo abarca la obligación económica de la paternidad, que en muchas ocasiones no satisface todas las necesidades del niño y de la niña, y que debe de ser exigida constantemente por las madres.

Estadísticas actuales sobre el abandono paterno en Nicaragua no hay. Los datos del último Censo de Población y Vivienda del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos realizado en 2005, mostraban que el 31 por ciento de los hogares eran monomarentales, es decir, estaban dirigidos únicamente por mujeres.

Pero no se necesita de estadísticas para saber que el abandono paterno en Nicaragua es un mal presente en todo el país, señala “Lorena”, defensora feminista, quien ha acompañado diversos casos en su organización y que por seguridad prefiere no decir su nombre. 

“En Nicaragua es común que los hombres no asuman su paternidad. Los hombres culturalmente embarazan a las mujeres y no asumen la responsabilidad de sus relaciones sexuales porque las mujeres son las encargadas de evitar el embarazo según ellos. En el caso de cuando son separados o divorciados, hay muchos que tampoco se responsabilizan porque creen que a los hijos les tocan solamente a las mujeres nuevamente”, explica la feminista.

Machismo: A los hombres los educan para no asumir su paternidad

Las razones por las cuales es frecuente que los hombres no se hagan cargo de sus hijos son dos, de acuerdo con Lorena. El machismo presente en la cultura nicaragüense que adjudica a los hijos e hijas únicamente a las mujeres, y el Estado que no promueve la responsabilidad masculina y la paternidad responsable.

«La gente le dice a las mujeres ‘ese es su problema porque la que debía de cuidarse era ella. Si no quería hijos ¿para qué abrió las piernas’. Mientras que los hombres se apartan del foco y no se hacen responsables de su sexualidad», señala Lorena.

Por eso vemos el dicho horroroso que dice ‘amarren a sus gallinas porque mi gallo anda suelto’, agrega.

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Además que la sociedad le quita la total responsabilidad a los hombres de sus hijos e hijas, también culturalmente se les enseña que para ser “masculinos” deben alejarse lo más posible de lo femenino y rechazarlo. Esto incluye la crianza y los trabajos de cuidados hacia los menores de edad y la familia.

En cambio, las mujeres son fomentadas a todos esos aspectos desde la niñez y se les impone en el resto de las etapas de su vida.

“Para un hombre es vergonzoso decirle a un amigo que no puede ir a ver el partido de fútbol porque debe cuidar a su hija, que no puede salir a tomar cerveza porque debe pagar la pensión de alimentos y solo tiene lo justo. Además de vergonzoso para ellos, están acostumbrados a que la mujer resuelva y que otras personas cuiden a sus hijos e hijas”, explica la defensora.

Según Lorena, la sociedad fomenta una masculinidad machista y misógina que es cómoda para los hombres, en la cual las mujeres atienden sus responsabilidades, incluyendo la sexualidad y la paternidad.

Los hombres para cambiar y responsabilizarse de sus hijos e hijas, deben desprenderse de esa masculinidad y devolver igualitariamente todos esos cuidados que siempre han recibido

“No hay una reconstrucción de la masculinidad porque los hombres no quieren salir de ese lugar cómodo donde es atendido, abrigado y complacido. Porque cambiar significa salir de ahí, trabajar en su interior y ser recíprocos en los cuidados. Y ellos no quieren nada de eso porque están felices donde están”, indica Lorena.

Estado no promueve la paternidad responsable

La segunda razón por la cual la paternidad ausente es común en el país es porque el Estado no fomenta la responsabilidad masculina, la paternidad responsable y la crianza compartida entre padres y madres, analiza la feminista.

Lorena si bien reconoce que Nicaragua “tiene buenas leyes” en cuanto al reconocimiento de los derechos de la niñez y las obligaciones de la familia, en la práctica el Estado no las hace cumplir.

Por ejemplo, el Código de la Niñez indica que padres y madres deben asumir plenamente las responsabilidades de los hijos e hijas, su cuido, educación, rehabilitación, protección y desarrollo, pero en realidad esto lo cumplen mayormente las madres, “mientras que los padres brillan por su ausencia”, dice Lorena.

Un Estado que promueve la responsabilidad masculina y la paternidad responsable debería realizar campañas de educación, sensibilización y promoción al respecto, además de actividades que involucren a todos los sectores. Y debe de ser impulsado desde todos los ministerios e instituciones.

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Pero en Nicaragua impulsan lo contrario. Desde 2016, los hombres que cometen el delito de incumplimiento de deberes alimentarios no pueden ser arrestados, por una reglamentación que realizó la Corte Suprema de Justicia. Esto contradice al Código Penal que pone penas de prisión de hasta tres años para las personas que no cumplen con la pensión de alimentos, puesto que se trata de un derecho de las niñas, niños y adolescentes.

“Tenemos un Estado que exime a los hombres de su responsabilidad. El Ministerio de la Familia, los Juzgados de Familia, la Comisaría de la Mujer y el resto de los funcionarios públicos, no cumplen con su trabajo para que se cumpla la pensión de alimentos, menos para que se cumplan otras obligaciones relacionadas a la paternidad”, dice la defensora.

“No hay ninguna educación que diga que es vergonzoso que vos como hombre no asumas tu responsabilidad”, agrega Lorena.

Para la activista es necesario trabajar desde la sociedad y el Estado para impulsar la paternidad responsable, pero también para condenar y actuar cuando esta no se cumple.

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