La poeta y escritora nicaragüense, Gioconda Belli, conversó con LA LUPA para hablar sobre su nuevo cargo dentro de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia como suplente del académico Carlos Tünnermann y sobre el futuro de una Nicaragua sin Daniel Ortega.
Comentó que aprovechará su “proyección internacional” para ser la voz de la Alianza Cívica fuera del territorio nacional y responde a los que critican su nombramiento asegurando que no aspira a ningún puesto público.
La autora de la novela «El país de las mujeres», ganadora del Premio Latinoamericano de Literatura La Otra Orilla 2010, asegura que su misión es aportar en mejorar la comunicación dentro de la Alianza Cívica e insiste en que su pasado sandinista no es motivo para descalificarla.
¿Cómo lograr ser consecuente con la lucha de un pueblo que ya no quiere más dictadura cuando algunos nicaragüenses siguen asociándola al sandinismo de los años 80?
Yo pienso que le tienen que dar derecho a las personas a evolucionar, todo mundo tiene derecho a evolucionar. Yo me metí a la revolución para derrocar a Somoza y se logró ese derrocamiento que creo fue una cosa muy positiva para Nicaragua, posteriormente yo estuve hasta más o menos el 85 en labores, diría yo, de información, sobre todo.
Creo que, pues, cada vez que me acusan de crímenes se me paran los pelos, porque realmente no tuve una participación en ese tipo de cosas, yo era un cuadro medio, ni siquiera fui de la asamblea sandinista, pero aparte de eso, yo creo que también se ha hablado muy duramente de todo ese periodo.
Yo creo que, se hicieron cosas buenas y se hicieron otras que no eran buenas, nos consideramos responsables también, yo no estoy negando la responsabilidad de que se hicieron cosas muy autoritariamente, que se hicieron cosas que no tenían justificación y lamento mucho lo que eso significó para Nicaragua.
Significó guerra, significó un montón de cosas, el ataque de los Estados Unidos que realmente nosotros pasamos de una situación dura a una situación también dura, entonces, el sandinismo creo que quedó fuertemente golpeado por todo eso, lo que fue el idealismo sandinista, porque hubo idealismo sandinista.
Ahora, el problema es que te sigan acusando de delitos y cosas muy duras por las que vos no participaste.
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En redes sociales hay quienes rechazan su nombramiento, la gente no se siente representada. ¿Qué piensa?
Yo tuve un blog en El Nuevo Diario, por cinco años, el día que llegó Daniel Ortega al poder porque yo sabía, intuía en este personaje, desde hace mucho tiempo, ese rasgo peligroso, autoritario, etcétera, porque conocía bien también a Rosario Murillo. Creo que el problema es cuando uno tiene un perfil, digamos, como una persona más pública, que hay como más escándalo de que una quiera participar en algo y creo que se entendió mal lo siguiente, yo no voy a ser sustituta de don Carlos Tünnermann como coordinadora general de la Alianza, si le pasara algo a don Carlos Tünnermann se elige al coordinador general.
Mi cargo, y la razón por la que me invitaron a ser parte de la Alianza, más allá de la suplencia, era para que pudiera utilizar mi proyección internacional, perfil, etcétera, para darle a la Alianza otro color, darle el añadido de que también hay personas que somos del mundo del arte, de la literatura, etcétera, porque no había nadie hasta ahora.
Esa es la idea que hubo, que se entendió mal, y creo que hubo una falla de comunicación, pero mi cargo es absolutamente honorario, no voy a tener ninguna responsabilidad más allá de ir a ciertas reuniones que no pueda ir el doctor Tünnermann, pero no voy a ser coordinadora general de la Alianza, ese el pegue más grande.
Y yo pensé, como nicaragüense que estaba metida en esta cosa, soy comunicadora, yo estudié publicidad y periodismo, entonces, me llaman la atención las redes sociales, me llama la atención participar en la discusión, pensé que podía aportar esa parte de mí y también los conectes internacionales, es cierto, yo tengo un gran acceso a los medios internacionales, a los foros internacionales, como dirigente y presidente de PEN. Entonces, yo más bien estaba pensando qué le doy a Nicaragua, dónde me ubico, y me dijeron el doctor Tünnermann quiere que usted participe en la Alianza.
La Alianza me parece una organización que todavía se está forjando y además ahora tenemos la Coalición Nacional que me parece que es donde todos debemos apuntar y en ese sentido fue que yo acepté este nombramiento, nunca me esperé esa reacción tan violenta de la gente, de alguna gente, porque no fueron todas las personas.
Creo que hay un equipo que está muy centrado en destruir a la Alianza, no sé por qué intriga entre ellos porque no les gusta nadie, tampoco les gusta la Unidad.
¿A quiénes se refiere cuando dice que hay un equipo que quiere destruir a la Alianza?
Me refiero a que hay un montón de personas, no sé si son de afuera o de adentro, pero todas funcionan, la mayoría, con seudónimos, no se sabe quiénes son, y así quién no, no es posible que estemos en este país y las personas que están llevando las críticas a todo lo que se está haciendo sean anónimas.
¿Tiene interés de participar en un cargo público?
No, no tengo interés realmente. Yo ya pasé por todo eso, yo lo que tengo es interés de que Nicaragua salga adelante, de que todos los que podamos aportar, podamos aportar, y que lo aportemos de alguna manera organizada.
Como yo creo en la organización, creo que debemos de juntarnos de una manera organizada, porque ya hicimos la manera espontánea, ahora necesitamos entrar a un nuevo periodo donde seriamos más fuertes organizados por eso es que tomé esta decisión de participar organizadamente.
Yo no necesito un cargo público para mí, yo soy pública, yo tengo un perfil público, tengo mi trabajo que me gusta mucho, no ando buscando ningún liderazgo, no voy a ser presidenta, ni voy a aspirar ningún otro cargo, ni quiera Dios.
El régimen anunció que se estarán realizando reformas electorales. ¿Cree que puede haber elecciones realmente transparentes?
No estoy segura que se pueda, realmente es difícil imaginar que se van a poder hacer unas elecciones como las que nosotros quisiéramos. Haber optado por la vía pacífica nos deja con una opción difícil, cómo vamos a cambiar este Gobierno por la vía pacífica si nos tienen en un estado de represión absoluta donde no podes salir a la calle, aquí no nos podemos plantear que van a salir 300 mil personas y se van a ir a sentar frente a El Carmen a esperar que Daniel Ortega renuncie que es lo que se hace en otros países, esa ha sido la vía pacífica, aquí estamos en una dictadura cruel y sanguinaria que está dispuesta a matar a quien sea para quedarse en el poder.
La vía que nos queda, para mí, es jugarnos el pellejo en las elecciones y tratar por todos los medios posibles de que haya elecciones, tan limpias como se pueda, pero yo creo que el proceso de ir a elecciones, aunque no haya elecciones porque existe la posibilidad que Daniel Ortega diga en un momento que no va a haber elecciones, ya lo dijo una vez cuando cayó Evo (Morales) yo pienso que es un proceso de organización que se puede fortalecer la oposición en su conjunto si se logra una unidad, si se logran acuerdos entre los partidos.
Es idealista esta clase política que tenemos, es bien atrasada, entonces es bien difícil, pero uno sueña.
¿Usted cree que la oposición en este país tiene verdaderamente un plan para sacar a Daniel Ortega del poder?
La forma que todo el mundo ha optado por sacar a Daniel Ortega es presión internacional, presión nacional y las elecciones, o sea la presión nacional más fuerte que se puede hacer es irse a presentar a las elecciones.
Daniel Ortega está jugando a hacer las elecciones no potables para todo el mundo para que digan no vamos para ir con sus partidos zancudos.
¿Cuál será su contribución para alcanzar la ansiada coalición “sin exclusión” cuando todavía existen ciertas inconformidades a lo interno como las del Movimiento Campesino, por ejemplo, que ha expresado descontento?
Yo creo que voy a trabajar en la parte de comunicación, creo que la parte de comunicación hay que mejorarla, hay que tener un mensaje más claro, la gente tiene que entender mejor, por ejemplo, en el caso de la Alianza, cómo funciona la Alianza.
En el caso de mi nombramiento, hablaron de que había que hacer una elección, en el caso de la Alianza no hay ese tipo de funcionamiento porque hacen un pleno y el pleno aprueba porque no es un partido, no pueden hacer primaria, no es como la UNAB que tiene un montón de organizaciones que han podido hacer ese tipo de ejercicio, en el caso de la Alianza todavía no se ha llegado a ese tipo de ejercicio y es como Medardo, quién eligió a Medardo sus campesinos, entonces, en este caso la Alianza elige con las personas que están metidas dentro de la Alianza.
Yo quiero seguir usando mi prestigio internacional para pertenecer a una organización que me permita no ir a hablar como persona individual, sino hablar en nombre y representar a Nicaragua ya organizada.
Eso va a ser bien útil, pienso yo, para mis contactos internacionales. A mí me llaman y me invitan a ir hablar con los alemanes, con los españoles a altos niveles, entonces, yo puedo ya dejar ser Gioconda, en ese sentido, y hablar en nombre de una organización que está tratando de hacer cosas en Nicaragua, no a nivel individual.
¿Qué errores del pasado cree usted que no deben de repetirse en la historia en la Nicaragua sin Daniel Ortega?
El autoritarismo para empezar, la verticalidad, yo creo que tenemos que aprender a ser democráticos de verdad, y eso no se vio durante el somocismo, no se vio durante el sandinismo, se dio un poco más durante los Gobiernos de doña Violeta, de Bolaños, Alemán fue un desastre, pero creo que realmente esa es una de las aspiraciones que nos van a liberar del pasado.
No nos vamos a liberar del pasado de un día para el otro, esa es otra cosa importante de decir, no se puede matar a todo el mundo que tuvo algo que ver con el pasado, no puede erradicar, no se puede aniquilar a todo el mundo, eso no es realista, y creo que muchos de nosotros hemos venido en un proceso de reconocer los errores, cuestionarnos profundamente nosotros mismos y tratar de apoyar un proceso democrático, de justicia social, no se pueden perder esas dos cosas para mí.
La justicia social, el fin de la pobreza, el avance económico de Nicaragua, el avance político, el fortalecimiento institucional, y por otro lado, reinventar nuestra forma de ser democrático porque aquí no tenemos experiencia en eso.