Este 8 de marzo, cuando miles de mujeres en el mundo se disponen a reivindicar sus derechos durante el Día Internacional de la Mujer, en Nicaragua se enfrentan a una dictadura que desde el 18 de abril de 2018 ha violentado los derechos de la ciudadanía en general.

Las mujeres, en este contexto, no solo están expuestas a la violación de los derechos que históricamente han demandado sobre sus cuerpos, sexualidad y capacidad reproductiva sino también a la violación al derecho a la libertad de expresión, movilización y protesta que le han sido “conculcados a partir de la crisis” a las y los nicaragüenses.

 “Estamos en un Estado de violación de todos nuestros derechos”, dice la feminista María Teresa Blandón, docente, activista del movimiento feminista de Nicaragua, directora de La Corriente, cuando por primera vez, después de 12 años, las mujeres no podrán marchar en las calles de Nicaragua ante la represión de la dictadura Ortega-Murillo.

LaLupa: ¿En qué situación se encuentran los derechos de las mujeres en este contexto?

MB: Soy de la opinión que hay que hablar de los derechos de las mujeres en un contexto más global.

El país está en crisis política, económica, pero también una crisis humanitaria y si estamos viviendo en un Estado fallido realmente la situación de las mujeres no puede ser menos que crítica. Es crítica la situación de los derechos humanos de toda la ciudadanía. Tenemos un agravamiento de todas las violaciones a los derechos humanos de la ciudadanía en general, incluyendo a las mujeres.

Hay énfasis en el caso de las mujeres y en el caso de los hombres. La gran mayoría de los presos políticos son hombres, la gran mayoría de los muertos son hombres, la gran mayoría de los desaparecidos son hombres, la gran mayoría de los que han sido golpeados y torturados son hombres. Ahí hay una marca de género y esa marca de género dice que el Estado considera más peligroso a los hombres que a las mujeres y porque también el Estado considera que hay que castigar incluso con mayor crueldad a los hombres que a las mujeres.

En el caso de las mujeres siempre va haber una marca sobre todo en las mujeres jóvenes. Una marca sexual porque estamos hablando de un Estado que no solo es corrupto, no solo es represor es también machista. En el caso de las mujeres hay una marca sexual en las violencias sobre todo cuando se trata de mujeres jóvenes, por eso el tema de manosearlas, amenazarlas con violarlas o violarlas, es esa marca del dominio patriarcal pues estamos en un Estado de violación de todos nuestros derechos.

LaLupa: ¿Cómo se encuentra el movimiento de mujeres después del cierre de varias organizaciones?

MB: Nos han golpeado porque este régimen quiere desarticular la protesta ciudadana, quiere encubrir lo que realmente expresa esa denuncia ciudadana que es un reclamo legítimo y por eso han intentado esconderlo detrás de esa falacia del intento de golpe de estado.

Las dictaduras tienen una narrativa, un discurso, unas estrategias, pero no nos controlan, aun con todo ese nivel de represión y ese discurso mentiroso de acusarnos de golpistas, terroristas, drogos, narcotraficantes, de todo.

Eso no cambia la realidad de que la mayoría de esta sociedad sabe lo que ha pasado. Esta dictadura ha quedado desnuda, todo mundo sabe que son un obstáculo para que Nicaragua pueda salir de esta crisis y podamos recuperarnos como sociedad y por lo que estamos trabajando es porque este cambio sea un cambio democrático, sea un cambio pacífico, no violento y lo menos traumático para la sociedad.

Las propias organizaciones que fueron allanadas y sus bienes confiscados siguen trabajando, es decir, la tenacidad que tienen las y los defensores de derechos humanos, incluyendo a las feministas, es extraordinariamente consistente produce una admiración increíble. El movimiento feminista sigue trabajando, reflexionando, denunciando, apoyando a la gente. Un despliegue de solidaridad, pero de verdad de consistencia, de compromiso con los derechos humanos, con la defensa de nuestras libertades y de oposición clara y rotunda ante esta dictadura que representan los Ortega-Murillo.

LaLupa: Durante 12 años las organizaciones de mujeres destaparon la cara de la dictadura Ortega-Murillo y durante la crisis han estado activas desde diferentes espacios, sin embargo la sociedad siempre está negando esa participación. ¿A qué se debe?

MB: Hay que ser muy ignorante o hay que tener un sexismo muy marcado para negar el aporte que las feministas hemos hecho antes y durante esta crisis.

Talvez a los machos de siempre les molesta que nosotros no somos cómplices ni de los machos de izquierda ni de derecha ni de centro. Nuestro discurso es coherente y tanto estamos en contra del régimen Ortega-Murillo como lo estamos en contra de otras fuerzas que hablando en nombre de la democracia son más de lo mismo. Y a los cuales nosotras también hemos denunciado en distintos momentos de la historia.

Las feministas sí podemos hablar de una apuesta por la democracia, pero no cualquier tipo de democracia. No por la democracia construida a la imagen y semejanza de los hombres y sus privilegios sino de una propuesta democrática que realmente sea inclusiva y respetuosa de la diversidad y que realmente haga una apuesta de la igualdad, que no es homogeneidad, una igualdad que es acabar con las desigualdades incluyendo las desigualdades que se han construido en razón de género.

Nosotras, las feministas, estamos en contra del régimen Ortega-Murillo, pero no vamos a suscribir cualquier forma de lucha que pase sobre por encima de los derechos de las mujeres porque somos feministas y no tenemos compromisos, tenemos puntos en común con muchos otros actores, pero sabemos que esos mismos actores en determinado momento también se van a levantar en contra de las feministas y de sus demandas, porque no puedes ser de otra manera, porque vivimos en una cultura profundamente sexista, machista, misógina.

Las feministas hemos sido tan fuerte, tan coherentes, tan integras que además de dar la lucha también tenemos puesta la mirada en esta reproducción de viejos relatos de figuras profundamente machistas y además homofóbicas porque unos y otros han utilizado la homofobia como forma de descalificar al adversario. Nos negamos a esos métodos porque es lo que hemos venido combatiendo.

LaLupa: Aunque apresurado, pero también cada vez que se habla de la sucesión del régimen Ortega-Murillo y se menciona la posibilidad de una mujer como presidenta causa un gran rechazo.

MB: Estamos un poco hartas, porque es una marca del caudillismo, que haya gente que piense que, nombrando a un buen presidente generalmente hombre, ya salimos de todos los problemas que tenemos. Eso es de una simpleza, de un imaginario muy corto, muy básico y es una evidencia que la mayoría de la gente tiene una comprensión muy básica, muy mínima, muy minimalista de la democracia.

Los movimientos feministas siguen siendo piezas claves para promover nuevos conceptos de la política y de lo político, pero también para que lleguen más mujeres al poder público, pero no cualquier mujer. No una mujer cómplice de un presidente violador, no una mujer cómplice de la muerte, represión, tortura a decenas de jóvenes nicaragüenses. No una mujer que aprueba leyes en contra de las propias mujeres como ocurrió con la penalización del aborto terapéutico o las reformas a la Ley integral contra la violencia hacia las mujeres.

Las feministas tenemos que seguir trabajando para que lleguen más mujeres al poder, pero no por su sexo, no por su dato biológico o de género sino porque tenga una apuesta política clara para ampliar derechos a la ciudadanía en general, pero también para ampliar derechos a las mujeres, por eso tenemos que seguir trabajando y eso no solo se logra con una presidenta sino con unos cambios democráticos tanto en las organizaciones de la sociedad civil como del Estado en conjunto.

LaLupa: En los últimos días se ha cuestionado mucho la participación, en especial de mujeres, en las filas del FSLN. Vos fuiste partícipe ¿qué piensas de ese cuestionamiento? Y además ¿queda algo del sandinismo como partido político?

MB: Pienso que es injusto criticar a las personas que participamos en la revolución sandinista. Para opinar sobre eso es de vital importancia leer la historia, saber que significaron casi 50 años de dinastía.

Más bien hay que reconocerles que han sido consecuentes que cuando este régimen se volvió a convertir en una dictadura pura y dura, nos pusimos del lado correcto de la historia. Son gente que no se quedaron – como decía Benedetti –no se quedaron parados al borde del camino. Protestaron y dejaron de alimentar a un partido que ya no tenía nada que ver con los ideales de justicia, igualdad y participación ciudadana.

Lo que queda ahora es una cosa atroz, una especie de monstruo de dos cabezas, no hay ideales. Hay una mezcolanza de discurso del socialismo del siglo 21 que ni ellos mismos entienden, con un discurso cristiano bastante mal hecho, con un discurso esotérico que apela a todas las fuerzas inmateriales del universo metafísico. Un discurso mesiánico en el que Ortega aparece como el nuevo Moisés, un discurso anti imperialista trasnochado que nadie se lo cree.

Es una melcocha que daría risa sino fuera por lo trágico. Es tragicómico en realidad es un monstruo de dos cabezas que puso de manifiesto unos enormes niveles de cinismo y de crueldad. Es un monstruo de dos cabezas que funcionan como una mara enquistada en el Estado. Es de terror pensar que lo que fue un movimiento guerrillero y un partido que hablaba en nombre de la población, se convirtió en un aparato de terror.

Creo que ya no queda nada. Han caído muy bajo. La gente les teme y les desprecia. Si se van a recuperar, no lo sé. No tienen valores democráticos. No respetan la ley. Han avalado crímenes de lesa humanidad. Yo creo que han tocado fondo.

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LaLupa: ¿Qué podrían conmemorar este 8 de marzo las mujeres en Nicaragua?

MB: Las mujeres en general creo que poco, pero el 8 de marzo es una fecha en que las mujeres, en todo el mundo, ocupamos para denunciar la violencia machista, la violación a nuestros derechos, el daño que el patriarcado, que la misoginia y el machismo exacerbado esta produciendo en los cuerpos de las mujeres, de niños, de niñas, pero también en cuerpos feminizados y de los hombres que no se someten a la virilidad machista.

El 8 de marzo también aprovechamos para poner en el debate publico nuestras aspiraciones y demandas, para hablar de la sociedad que que queremos construir, que nos merecemos todos, no solo las mujeres.

En el caso de Nicaragua, en el contexto del 8 de marzo, vamos a seguir denunciando las violaciones de los derechos humanos, no solo de las mujeres porque a las feministas no solo nos preocupan la vida de las mujeres, nos preocupan las vidas de todos porque todas las vidas son dignas.

Este 8 de marzo vamos a insistir sobre eso, sobre el país que queremos y el tipo de democracia que queremos y también el tipo de liderazgo que queremos. No queremos más machos agresores, sean jóvenes o viejos, no queremos más hombres violentos, violadores, acosadores en el poder público. Para que el nuevo gobierno sea un Estado democrático necesitamos hombres y mujeres honradas, entonces vamos a seguir insistiendo este 8 de marzo sobre estos puntos.

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Periodista Feminista
Fundadora y directora de www.lalupa.press
Fundadora y presidenta del Movimiento de Mujeres Migrantes (España)
Fundadora y activista en @elblogdetumadre