Nicaragua ostenta el “deshonroso primer lugar” en embarazos y partos en niñas y adolescentes menores de 18 años, especialmente las menores de 15, en la región, una realidad que representa una de “las manifestaciones más extremas de la falta de información y la falta de educación sexual” en el país, según la feminista, defensora de derechos humanos y experta en temas de Salud Pública, Ana Quirós. 

“Cualquier relación con una muchacha de 14 años o menos es una violación”, recordó Quirós en entrevista con La Lupa, tras mencionar que la mayoría de embarazos en menores de 15 años son consecuencia de violaciones.

Contradictoriamente “el Estado de Nicaragua no persigue ni sanciona a los hechores de estas violaciones y eso es un dato alarmante, porque significa para estas niñas que sus vidas quedaron truncadas”. 

Estos son temas que cada 4 de septiembre, cuando se celebra el Día Mundial de la Salud Sexual, recuerdan que el régimen nicaragüense mantiene una deuda histórica con los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. 

En noviembre de 2024, en un evento previo al Examen Periódico Universal (EPU) de Nicaragua, Paulina Jimenez Fregoso, del Centro para los Derechos Reproductivos, alertó que en el país “se estima que al menos cinco niñas menores de 14 años dan a luz cada día, y la tasa de embarazos en adolescentes es una de las más altas de América Latina, con un 24.6% de madres menores de 18 años”. 

Quirós recordó que hasta 2021, “uno de cada cuatro partos era de una mujer menor de 20 años”, y lo más preocupante es que muchas de ellas “a los 20 años ya habían parido dos y tres veces”. 

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Esta estadística evidencia un patrón de embarazos repetidos en la adolescencia temprana que limita permanentemente las oportunidades de desarrollo de estas jóvenes.

En Nicaragua, los derechos fundamentales de la salud sexual están siendo sistemáticamente violados, convirtiendo cada embarazo temprano en una tragedia individual y colectiva.

El Día Mundial de la Salud Sexual fue establecido en 2010 por la Asociación Mundial para la Salud Sexual (WAS). Su propósito es crear conciencia sobre la importancia de la salud sexual y reproductiva, promoviendo el bienestar físico, mental y social en la sexualidad.

Complicidad institucional del Estado 

Paradójicamente —subraya Quirós—  las autoridades nicaragüenses no sólo toleran esta situación, sino que la celebran públicamente. 

“Las autoridades de salud no sólo toleran y apañan estas situaciones, sino que muchas veces aplauden y lo vemos sistemáticamente en la celebración del Día de la Madre, donde el Ministerio de Salud y el gobierno hacen reconocimiento y premian a las madres más jóvenes (…) Lo ideal sería que, desde que inicia ese embarazo que se interrumpa porque va a significar la suspensión de las posibilidades de desarrollo de esa joven o niña”, criticó Quirós. 

“Muchas veces las autoridades de salud aplauden que hombres mayores reconozcan o acompañen a esas niñas como progenitores de esos embarazos (…) Lo que el Ministerio debería hacer es poner la denuncia porque se trata de violadores”, subrayó la experta en Salud Pública.

La capacidad de hombres y mujeres para alcanzar la salud y el bienestar sexual, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), depende del acceso a información integral y de calidad sobre sexo y sexualidad, el conocimiento sobre los riesgos y vulnerabilidades ante las consecuencias adversas de la actividad sexual sin protección. 

No se promueve la educación sexual en escuelas

El Ministerio de Educación en Nicaragua tiene deficiencias graves en la implementación de programas de educación sexual. 

Aunque cuenta con “algunas acciones de educación sexual”, enfrenta dos problemas fundamentales, según Quirós. 

El primer problema es que “el propio personal de educación carece de la información”.

“Un maestro, una maestra que ignoran la información sobre salud sexual y sobre sexualidad ¿cómo van a educar a esos niños y a esas niñas?”, cuestionó. 

El segundo problema está relacionado con las prioridades presupuestarias de las instituciones del régimen. Quirós insiste que “el Ministerio de Salud invierte mucho más o gasta mucho más en propaganda partidista que en educar a los docentes en sexualidad y salud reproductiva”.

Por otro lado, denunció que los programas especializados en salud sexual para adolescentes han desaparecido sistemáticamente del sistema público. 

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“Los programas de prevención del VIH y los programas de atención a adolescentes prácticamente han desaparecido”, a pesar de que “en 2007-2008 se definió un programa de atención a personas adolescentes” que contemplaba servicios diferenciados.

Cuando los jóvenes finalmente acceden a servicios médicos, frecuentemente “las enfermedades de transmisión sexual se han desarrollado y están dejando secuelas”, señaló Quirós.

Cierre de organizaciones 

El cierre progresivo de organizaciones de la sociedad civil, muchas de las cuales brindaban apoyo esencial a las mujeres, ha tenido un impacto “muy fuerte” en la promoción de la educación sexual y reproductiva en el país. 

“Prácticamente en Nicaragua no existe ninguna organización legal no gubernamental que aborde esta temática”, lamentó Quirós. 

La salud sexual como derecho humano fundamental debe incluir acceso a información veraz, servicios de calidad sin discriminación, y la garantía de que cada persona pueda ejercer su sexualidad de manera libre, informada y segura.  

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La Lupa Nicaragua