«La trenza», una novela feminista que se convirtió en uno de los fenómenos literarios de 2017, salta ahora al cine de la mano de su autora, la escritora, actriz y cineasta Laetitia Colombani, quien ha confesado a EFE que dar esa vuelta al texto para hacer el guion le ha dado más profundidad emocional.

«Tengo la sensación de que, narrativamente hablando, la película está más conseguida que la novela, porque la ‘retrabajé’ muchísimo y vinieron más ideas con el tiempo; aparte, lo que surgió hablando con Sara (Kaminsky, la coguionista) y un montón de aportaciones de los equipos con los que trabajé. Sin duda -afirma-, emocionalmente hablando, la película va mucho más allá».

‘La trenza’ cuenta las historias de tres mujeres de diferentes países y clases sociales, Smita, Giulia y Sarah, que nunca llegan a conocerse pero están profundamente unidas por algo íntimo y único, un ‘macguffin’ que se ata con un lazo rojo en el extremo y que recorre el mundo para desvelar la sororidad y la liberación femenina como arma.

«Quería homenajear a las mujeres y mostrar, en tres sociedades diferentes, cómo deben luchar para existir, para obtener su sitio; quería mostrar el combate de las mujeres en el mundo. Durante demasiado tiempo -reflexiona Colombani-, se ha considerado a las mujeres una minoría, y somos más de la mitad de la Humanidad».

Una mitad, agrega la directora de ‘Mes stars et moi’ (2008), «que sigue siendo víctima de la desigualdad, de la discriminación en cualquier parte del mundo a la que vayas, hoy, en 2023», denuncia.

Kim Raver es Sarah, una alta ejecutiva canadiense que ve cambiar su vida de un día para otro; el dinero no es un problema para ella. Fotini Peluso es Giulia, una joven trabajadora que hereda con mucho sufrimiento el negocio de pelucas de su padre en Sicilia, y Mia Maelzer es Smita, una india paria sin nada material -literalmente- que sobrevive para salvar a su hija de ese destino.

El libro fue un ‘exitazo’, conviene Colombani, se tradujo a más de 40 idiomas y vendió más de ocho millones de ejemplares, gracias a las recomendaciones (y regalos) entre madres, hijas, abuelas y nietas.

«La novela fue un hilo entre diferentes mujeres, hubo una unión, un eslabón que se creó de una mujer a otra», señala Laetitia.

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Fue ese éxito el que le permitió plantearse rodar la película «La trenza», varios productores se lo propusieron, pero ella veía muy difícil -«muy cara»- la posible adaptación.

«Tenía que ser una coproducción, yo llevaba ya tiempo en el cine y sabía lo complicado que podía ser hacer una película como ésta», con historias que transcurren en India, Italia y Canadá.

Historias que, aún con todas esas dificultades, están bellísimamente contadas y arropadas por reportajes casi documentales, nada complacientes, que provocan la reflexión.

«Me dio un poco de miedo hacer la película porque era reto enorme comparado con las dos películas que había hecho antes, había que rodar en idiomas que yo no hablaba y con equipos extranjeros, pero a la vez el reto me entusiasmó -confiesa Colombani-: me hizo vivir».

Aunque rodar una adaptación siempre obliga a escoger, dice, «al ser yo la autora me sentí muy cómoda haciéndolo, conocía las historias de un modo muy intimo, los personajes los había imaginado yo. Sólo quería que fuera fiel a la novela».

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También en España corrió el libro de madres a hijas, y se hizo una adaptación teatral que agotó las entradas, una obra que vio la autora en Barcelona: «Me emocioné muchísimo», confiesa.

Y aprovecha la conversación con EFE para denunciar lo mucho que le asusta el retroceso que vive la sociedad actualmente con respecto a los derechos de la mujer: «Preferiría sinceramente que fueran hacia el progreso, por nuestras hijas, por nuestras nietas, me inquieta mucho ver esta vuelta atrás».

EFE
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