Pese a que por el contexto actual el futuro de Nicaragua es incierto, el anhelo de los nicaragüenses sigue siendo el mismo que hace cinco años, cuando se inició la Rebelión de Abril de 2018, que la dictadura orteguista «caiga» y que en el país se restablezca la democracia, el pleno ejercicio de los derechos humanos, la libertad y el acceso a la justicia.

La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha sido condenada a nivel internacional por docenas de estados miembros de organizaciones como la ONU y la OEA, que han cerrado filas para rechazar las violaciones a derechos humanos que se cometen en el país, urgiendo el restablecimiento de la democracia y del respeto a los derechos humanos.

Sin embargo, el orteguismo sigue aferrado al poder y mantiene un estado policial de facto que se agudiza cada abril desde 2018. Los nicaragüenses no pueden salir a las calles a manifestarse, no pueden protestar contra las decisiones del Estado, no tienen garantías de acceso a la justicia, son encarcelados por motivos políticos, son vigilados en centros de recreación, no pueden tramitar sus documentos de identidad si son considerados opositores o disidentes, son vigilados en sus viviendas, son confiscados, desterrados y más recientemente expatriados.

Defensoras de derechos humanos, politólogas, dirigentes políticas y disidentes fueron consultadas por La Lupa sobre el futuro que se puede esperar para el país y concuerdan que, aunque todavía es incierto, en este se debe incluir ver caer a la dictadura y un restablecimiento pleno de la justicia, la libertad, el respeto a los derechos humanos y la democracia.

¿Qué podemos esperar a futuro para Nicaragua?

Edipcia Dubón, politóloga, exdiputada y expatriada por la dictadura Ortega-Murillo.

El futuro en estos momentos es muy difícil concretar una visión para el país porque la situación de Nicaragua es muy dinámica, es una situación que tiende a descomponerse no solo en lo político sino también en el ámbito económico y social. En lo político siempre hay ponderables, siempre hay hechos que van cambiando la dinámica del país.

Se ha dado un cambio radical al posicionamiento de Nicaragua a nivel internacional, sobre todo en los escenarios donde los organismos de derechos humanos, que han estado denunciando que la desnacionalización es el caso más dramático en la historia de los últimos tiempos de América Latina, porque en palabras del presidente de la Comisión de Expertos de Naciones Unidas, la desnacionalización es el hermano pequeño del genocidio y eso ha implicado que haya denuncias de crímenes de lesa humanidad para el régimen de Daniel Ortega y que habilite a nuevas instancias internacionales en materia de justicia a nivel universal para actuar en favor de los derechos humanos del pueblo de Nicaragua. 

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Todas las acciones que se están dando a nivel internacional pueden contribuir al aislamiento del régimen y al deterioro de las condiciones económicas y sociales del país, pero también simplemente puede generar un estado de letargo hasta que suceda algo que empeore las cosas o abra una puerta para generar una oportunidad de cambio en Nicaragua. Creo que es difícil predecirlo, pero lo que sí se puede señalar es que Daniel Ortega tiene mucha experiencia en el manejo de los tiempos y siempre que está al borde del peligro es que logra saltar las dificultades y abrir procesos de diálogo para ganar y oxigenarse en el tiempo. Entonces, creo que estamos en un momento de esperar ver cuál es la movida del régimen a la presión que está recibiendo desde distintos escenarios y la responsabilidad de la oposición de continuar con la presión, la denuncia, en materia de derechos humanos, civiles, políticos y sobre todo en mantener la comunicación y el diálogo con todos los sectores del país que están siendo afectados. 

Wendy Quintero, periodista, defensora de derechos humanos e integrante del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más.

Ahora mismo Nicaragua no tiene futuro con el régimen Ortega-Murillo que ha desbaratado la democracia e institucionalidad del país por la falta de independencia de los poderes del Estado, que está al servicio de una familia tiránica y que persigue a la ciudadanía de quienes denunciamos las constantes violaciones a derechos humanos que han cometido desde 2018.

Las mujeres desde antes, durante y después de la rebelión de abril hemos demostrado que resistimos y que no hemos renunciado a construir esa patria por la que hemos trabajado toda la vida. Hemos demostrado que las organizaciones de mujeres, a pesar de haber sido canceladas, confiscadas y desprestigiadas, siguen jugando un rol importantísimo en las comunidades donde aún trabajan.

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Somos las mujeres y las organizaciones de mujeres las primeras que denunciamos las arbitrariedades del régimen Ortega-Murillo. Hemos demostrado que somos capaces y que seguimos resistiendo. Es por ello que en esta Nicaragua las mujeres en particular no tenemos futuro, pues el sistema de violencia nos tiene entre sus principales víctimas y por ende, a nuestras familias.

Ante este panorama, el desafío es reconfigurar un país con rostro más humano y sobre todo con derecho para todos y todas, donde la libertad y la justicia sean un referente permanente.

Suyen Barahona, excarcelada y expatriada política por la dictadura orteguista.

Esta dictadura va a caer y nos tocará continuar cimentando todos estos aprendizajes incipientes, nos toca lidiar con un nuevo duelo, sanar y seguir trabajando en unidad las y los nicaragüenses dentro y fuera del país para construir la Nicaragua para todos y todas. En nuestros corazones siempre van a estar presente los asesinados, el dolor de esas familias a las que les arrebataron a sus seres queridos, las de 37 personas presas polìticas que siguen sufriendo todo tipo de torturas en las manos del régimen, incluyendo monseñor Álvarez, los miles de exiliados, ese inmenso dolor nos continúa inspirando en lograr justicia y reparación para Nicaragua. Yo sé que es posible.

Docente y defensora de los derechos de pueblos indígenas y afrodescendientes, que pidió el anonimato por temor a represalias. 

Podemos esperar una ciudadanía mucho más unida que antes, a pesar de los fuertes desafíos y miedos. Con mucha esperanza podemos lograr cambios trascendentales para el bien común de las y los nicaragüenses. La unidad de nosotros y nosotras como pueblo, tanto como las personas que estamos todavía acá y las que están exiliadas, no podemos dejar de resistir y denunciar. Es importante que nuestros compatriotas lo hagan con más fuerza desde afuera. Espero que esta pesadilla que vivo cada día termine y espero estar aún viva cuando se vaya la dictadura para poder ser parte de ese triunfo.

Álvaro Gómez, integrante de la Asociación de Madres de Abril (AMA) y padre de Álvaro Alberto Gómez, joven asesinado en las protestas de Masaya.

Después de salir de la dictadura Ortega-Murillo debemos buscar la verdad y la justicia. También debemos hacer memoria para el pueblo de Nicaragua sobre todos los crímenes que cometieron los tiranos y asesinos Daniel Ortega y Rosario Murillo, para que esos hechos no vuelvan a suceder y no olvidemos la memoria de nuestros héroes. 

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